490 Años Especiales

(490 Special Years)

Desde el decreto dado 445 años antes de Cristo por el rey Artajerjes para reconstruir Jerusalén, Dios determinó 490 años especiales de historia futura. Pero esos 490 años no seguían una secuencia; al contrario, estaban divididos en dos segmentos de 483 años y siete años respectivamente. Cuando los primeros 483 años de ese tiempo determinado se completaron (en el año en que Jesús fue Crucificado), el reloj se detuvo. Daniel probablemente nunca soñó que el reloj se detendría por lo que son ahora casi dos mil años después de esto. En algún punto en el futuro, ese reloj comenzará de nuevo y correrá por los siete años restantes. Esos siete años finales se refieren no sólo a “la tribulación”, sino también a la “semana setenta de Daniel”.

Esos siete años están divididos en dos periodos de tres años y medio. En el punto medio, como lo leímos en la profecía de Daniel, el anticristo romperá su pacto con Israel y “pondrá un alto a los sacrificios y a las ofrendas”. Él entonces, como Pablo lo dijo, se sentará en el templo de Jerusalén y se declarará Dios.[1] Esta es la “abominación desoladora” a la que Jesús se había referido (ver Mateo 24:15). Por esto es que los creyentes en Judea deberán “correr a las montañas” (ver Mateo 24:16), pues eso marca el comienzo de la peor tribulación que el mundo haya visto (ver Mateo 24:21).

Es posible que la “fuga judía” haya sido vista simbólicamente por Juan en su visión, escrita en el capítulo doce del libro de Apocalipsis. Si es así, los creyentes judíos, encontrarán un lugar especial y seguro preparado para ellos en el desierto donde serán “alimentados” por tres años y medio exactamente, el cual es el periodo restante de los siete años de tribulación ( ver Apocalipsis 12:6, 13-17). Juan vio con anticipación la ira de Satanás en su escape y su guerra subsiguiente con el resto de aquellos que “guardan los mandamientos de Dios y se aferran al testimonio de Jesús” (ver Apocalipsis 12:17). Por esto es que pienso que sería una buena idea que todos los creyentes alrededor del mundo corrieran a esconderse a lugares seguros y remotos cuando el anticristo se declare Dios en Jerusalén.


[1] Esto nos indica, que el templo de Jerusalén debe ser reconstruido, pues por ahora, no existe ningún templo en Jerusalén (hasta el día de hoy, este estudio se escribió al principio del año 2005).