Corazones endurecidos

Corazones endurecidos (Callous Hearts)

En su carta a los Efesios, el apóstol Pablo explica por qué los inconversos permanecen en su incredulidad:

“Esto, pues, digo y requiero en el Señor: que ya no andéis como los otros gentiles, que andan en la vanidad de su mente, teniendo el entendimiento entenebrecido [quizá una referencia a la ceguera producida por Satanáspor la dureza de su corazón. Estos después que perdieron toda sensibilidad, se entregaron al libertinaje para cometer con avidez toda clase de impureza” (Efesios 4:17-19, énfasis agregado).

Pablo dijo que los no salvos son excluidos de la vida de Dios por la ignorancia que está en ellos. Pero ¿por qué son ignorantes? ¿Por qué se les ha “oscurecido su entendimiento”? La respuesta es “debido a la dureza de sus corazones”. Ellos han llegado a ser “insensibles”. Esta es la principal razón del porqué la gente permanece sin ser salva.[1] Ellos cargan su misma culpa. Satanás solo suple las mentiras que ellos quieren creer.

Una parábola de Jesús nos habla perfectamente acerca de este concepto:

“El sembrador salió a sembrar su semilla; y mientras sembraba, una parte cayó junto al camino, fue pisoteada y las aves del cielo se la comieron…..Esta es, pues, la parábola: la semilla es la Palabra de Dios. Los de junto al camino son los que oyen, pero luego viene el diablo y quita de su corazón la palabra para que no crean y se salven” (Lucas 8:5, 11-12).

Note que la semilla, que representa el evangelio, cayó en el camino y fue pisoteada. No pudo penetrar el suelo donde la gente caminaba. Por esto a las aves, que representan al diablo, les fue fácil robar las semillas.

El objetivo de toda la parábola es comparar la condición de los corazones de las personas (y su receptividad a la Palabra de Dios) con varios tipos de suelo. Jesús estaba explicando por qué alguna gente cree y otra no. Todo depende de ellos mismos.

¿Cómo encaja Satanás en esto? Él sólo puede robar la palabra de aquellos que han endurecido sus corazones. Las aves en la parábola fueron solo una causa secundaria del porqué las semillas no germinaron. El primer problema se dio con el suelo que estaba duro, permitiendo así que las aves tomaran las semillas.

Lo mismo pasa con el evangelio. El problema real se debe a la dureza de los corazones de los agentes con libre arbitrio. Cuando la gente rechaza el evangelio, escogen continuar con su ceguera. Ellos prefieren creer las mentiras más que la verdad. Jesús dijo que “la luz vino al mundo y los hombres amaron más las tinieblas que la luz; porque sus obras eran malas (Juan 3:19, énfasis agregado).

La Biblia no nos lleva a creer que la gente es sincera, con buen corazón, que creerá verdaderamente en el evangelio si Satanás los deja de cegar. Al contrario, la Biblia nos pinta un cuadro muy triste acerca del carácter de los humanos, y Dios les dará responsabilidad individual por sus decisiones pecaminosas. Sentado en su trono de Juicio, Dios no aceptará ninguna excusa que diga que “el diablo me obligó a pecar”.


[1] La descripción de Pablo acerca de los no creyentes en Romanos 1:18-32 también respalda este concepto.