Jesús es la Cabeza sobre Principados y Potestades

(Jesus is the Head Over Principalities and Powers)

Como Cristianos nuestra responsabilidad bíblica para confrontar a Satanás y a los espíritus malignos es doble: resistirlos en nuestras propias vidas (Santiago 4:7), y echarlos fuera de personas que quieren ser liberadas (Marcos 16:17). Cualquier cristiano que tiene experiencia en sacar fuera demonios de la gente sabe que, como regla general, si la persona endemoniada no quiere ser liberada, el cristiano no podrá sacar fuera el demonio.[1] Dios honra el libre arbitrio de cada persona, y si una persona quiere ceder a espíritus malvados, Dios no lo puede detener.

Esta es otra razón por la que no podemos derribar espíritus territoriales sobre áreas geográficas. Esos espíritus malvados mantienen a la gente en atadura porque esto es lo que la gente ha escogido. Al proclamar el evangelio a esta gente, les ofrecemos una oportunidad. Si ellos escogen lo correcto, dará como resultado su liberación de Satanás y de los espíritus malvados. Pero si no escogen lo correcto y no se arrepienten, Dios le permitirá a Satanás que les mantenga cautivos.

Se dice de Jesús en la Escritura que Él es “la cabeza de todo principado y potestad” (Colosenses 2:10). Aunque las palabras griegas para principado (arche) y potestad (exousia) se usan algunas veces para describir los líderes políticos, también se usan en el Nuevo Testamento para identificar líderes espirituales demoníacos. El clásico pasaje acerca de los cristianos luchando en contra de los principados (arche) y las potestades (exousia) en Efesios 6:12 es un ejemplo.

Cuando leemos contextualmente lo que Pablo escribió acerca de Jesús como la cabeza de toda autoridad y potestad en Colosenses 2:10, se hace claro que está hablando de poderes espirituales. Por ejemplo, en el mismo pasaje, tan solo cuatro versos después, Pablo escribe de Jesús, “y despojó a los principados y a las autoridades y los exhibió públicamente, triunfando sobre ellos en la cruz” (Colosenses 2:15).

Si Jesús es la cabeza de las autoridades y potestades espirituales, entonces Él reina sobre ellos. Esta es una gran revelación para los cristianos que viven en medio de culturas paganas, animistas y que antes pasaron un tiempo de su vida adorando ídolos por temor a los espíritus malvados que reinan sobre ellos.


[1] La excepción a esta regla sería los casos de personas que son controladas por demonios y no pueden comunicar su deseo de libertad. En esos casos, los dones especiales del Espíritu serán necesarios para llevar a cabo la liberación, y los dones del espíritu operan cuando el Espíritu lo desea.